En el contexto empresarial en el que se
desarrolla la asignatura que nos ocupa de Empresa informativa, es
imprescindible analizar la coyuntura actual que estamos padeciendo todos los
españoles, y por qué no, casi todos los habitantes de este planeta que hemos
decidido llamar “la tierra”.
Numerosos estudios han desvelado que el
desempleo, desde 2007, momento en que arrancó la terrible crisis económica que
vivimos, ha subido en todos los sectores. EN el que se ha destruido un mayor
porcentaje de puestos de trabajo ha sido en el de la construcción. Hasta aquí
se podría decir, con todo el dolor de los dramas humanos que cada parado deja
tras de sí, que es normal, puesto que tenía que desinflarse la burbuja inmobiliaria
que nos ha conducido hasta esta situación. Pero el segundo gremio en el que se
ha destruido empleo ha sido el de las comunicaciones, y por ende, en el mundo
del periodismo.
Ante esta situación de desaliento para las personas
que de verdad creen y quieren al periodismo caben dos posibilidades. Una de
ellas es lamentarnos y quejarnos amargamente por el devenir del destino. Lo
cierto es que no parece que esta vía encierre la solución a las dificultades de
las que hablamos. La otra opción es más compleja. EN primer lugar, hay que
reflexionar sobre el motivo de haber llegado a esta situación de degradación
total y absoluta. Si lo hacemos de manera crítica, nos daremos cuenta de que el
periodismo ya vivía una crisis propia, mucho antes de que arrancara el inicio
del duro contexto en el que nos encontramos inmersos. EL intrusismo, la falta de independencia, la
irrupción fortísima de las nuevas tecnologías y la falta de vocación y
formación en las facultades de comunicación, han sido el caldo de cultivo para
hacer de esta hermosa profesión un callejón que si no es sin salida, sí que
está bien ignota. Pero como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, según el
sabio refranero español, llegó la crisis económica, y ¡OH sorpresa, las
empresas si tienen dificultades, de donde primero recortan es de publicidad!.
EL tono irónico y crítico no pretende irritar
ni herir a nadie. Todo lo contrario, pues hay personas que queremos dedicarnos
al periodismo “muy vocacionalmente” desde que tenemos uso de razón. Es sin duda
el mejor oficio del mundo. El problema es que las dificultades no nos las van a resolver desde fuera. Muchas
son las profesiones que tienen que ir evolucionando, y desde luego, el
periodismo es una de las que lo tiene que hacer con mayor hincapié, para
retomar algo de la fortaleza que otrora le hizo ser el cuarto poder.
David Martínez Menayo
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