jueves, 24 de mayo de 2012

La situación actual del periodismo: crisis sobre crisis

Por David Martínez Menayo


 En el contexto empresarial en el que se desarrolla la asignatura que nos ocupa de Empresa informativa, es imprescindible analizar la coyuntura actual que estamos padeciendo todos los españoles, y por qué no, casi todos los habitantes de este planeta que hemos decidido llamar “la tierra”.
 Numerosos estudios han desvelado que el desempleo, desde 2007, momento en que arrancó la terrible crisis económica que vivimos, ha subido en todos los sectores. EN el que se ha destruido un mayor porcentaje de puestos de trabajo ha sido en el de la construcción. Hasta aquí se podría decir, con todo el dolor de los dramas humanos que cada parado deja tras de sí, que es normal, puesto que tenía que desinflarse la burbuja inmobiliaria que nos ha conducido hasta esta situación. Pero el segundo gremio en el que se ha destruido empleo ha sido el de las comunicaciones, y por ende, en el mundo del periodismo.
 Ante esta situación de desaliento para las personas que de verdad creen y quieren al periodismo caben dos posibilidades. Una de ellas es lamentarnos y quejarnos amargamente por el devenir del destino. Lo cierto es que no parece que esta vía encierre la solución a las dificultades de las que hablamos. La otra opción es más compleja. EN primer lugar, hay que reflexionar sobre el motivo de haber llegado a esta situación de degradación total y absoluta. Si lo hacemos de manera crítica, nos daremos cuenta de que el periodismo ya vivía una crisis propia, mucho antes de que arrancara el inicio del duro contexto en el que nos encontramos inmersos.  EL intrusismo, la falta de independencia, la irrupción fortísima de las nuevas tecnologías y la falta de vocación y formación en las facultades de comunicación, han sido el caldo de cultivo para hacer de esta hermosa profesión un callejón que si no es sin salida, sí que está bien ignota. Pero como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, según el sabio refranero español, llegó la crisis económica, y ¡OH sorpresa, las empresas si tienen dificultades, de donde primero recortan es de publicidad!.
 EL tono irónico y crítico no pretende irritar ni herir a nadie. Todo lo contrario, pues hay personas que queremos dedicarnos al periodismo “muy vocacionalmente” desde que tenemos uso de razón. Es sin duda el mejor oficio del mundo. El problema es que las dificultades  no nos las van a resolver desde fuera. Muchas son las profesiones que tienen que ir evolucionando, y desde luego, el periodismo es una de las que lo tiene que hacer con mayor hincapié, para retomar algo de la fortaleza que otrora le hizo ser el cuarto poder.

David Martínez Menayo

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