Por Noelia María Mejías Cuenca
Actualmente
en España para ser periodista titulado es necesario estudiar un Grado en
Periodismo de una duración de cuatro años. De las facultades de toda España
cada curso salen al mundo laboral muchísimos periodistas, pero… ¿todos
encuentran trabajo? ¿tienen hueco los jóvenes periodistas donde trabajar? ¿las
personas que vemos en los distintos medios son realmente periodistas?
A
nadie se le escapa que la profesión periodística se aqueja de numerosos
problemas. Uno de ellos es el intrusismo laboral que existe en esta profesión.
Cualquier persona que más o menos siga los medios de comunicación y esté al día
en cuanto a actualidad, puede comprobar cómo muchas de las personas que están
desempeñando una labor como periodistas, no lo son.
Si
hay un medio de comunicación donde este hecho es aún más evidente que en ningún
otro es la televisión. La televisión es un medio donde es necesario llamar la
atención para captar a la audiencia. Desgraciadamente, la necesidad de llamar
la atención de la audiencia hace que las cadenas opten por todo tipo de
artificios y ‘shows’. No es extraño así, que proliferen en las televisiones de
España programas de una calidad tan baja como Sálvame, Mujeres, hombre y
viceversa, El programa de Ana Rosa… La
mayoría de las personas que participan en estos programas no son periodistas.
Quedan encubierto bajo el bonito término de colaboradores
o contertulios. Pero la realidad es que están ocupando un puesto
correspondiente a un periodista profesional.
Bien
es cierto que en muchas ocasiones estos programas sólo tratan temas de prensa rosa. En España hay periodistas
profesionales muy buenos que se especializan en dicho tema por lo que no es
necesario recurrir a personas que nada tienen que ver con el mundo del
periodismo. Aunque para las cadenas es mucho más rentable que Belén Esteban
comente la vida de otro famoso y de la manera en la que lo hace a que la
comente un periodista profesional.
El
espectáculo es el espectáculo y las cadenas lo requieren para así ganar la
guerra de audiencias. Si es necesario desprestigiar a una profesión como es la
de periodista, se desprestigia. Poco halagüeño es el panorama actual para los
jóvenes periodistas y es que, ¿todo vale con tal de ganar audiencia?
Noelia María Mejías Cuenca

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